44 Preguntas y respuestas a cerca de Alcoholicos Anonimos
Probablemente, varios millones de personas han
oído hablar o han leído acerca de Alcohólicos Anónimos, desde su iniciación en
1935. Algunos conocen más o menos su programa de recuperación del alcoholismo,
que ha ayudado a mas de 2,000,000 de bebedores problema. Otros tienen solamente
una vaga idea de que A.A. es una asociación que de un modo u otro ayuda a los
borrachos a dejar de beber.
Este folleto fue proyectado para quienes están
interesado en A.A. para sí mismos, para un amigo o pariente o simplemente porque
desean estar mejor informados acerca de esta comunidad poco común. En las
páginas siguientes se incluyen las respuestas a muchas de las preguntas
específicas que se han hecho en el pasado sobre A.A. Dichas respuestas vienen a
formar la historia de esta sociedad más o menos definida de hombres y mujeres
que comparten entre sí un gran interés: El deseo de mantenerse sobrios y de
socorrer a otros alcohólicos que buscan ayuda para su problema con la bebida.
Los millares de hombres y mujeres que han
ingresado a la sociedad de A.A. en los últimos años no son misioneros altruistas.
Su empeño y voluntad para ayudar a otros alcohólicos, puede más bien calificarse
de interés propio bien entendido. Los miembros de A.A. se dan cuenta de que su
propia sobriedad depende en gran parte del contacto continuo con otros
alcohólicos.
Después de leer este folleto, puede que usted
tenga algunas preguntas que no hayan sido contestadas completamente. Si en su
localidad hay un grupo de A.A., sus miembros tendrán mucho gusto en darle
información adicional. En caso de no existir un grupo de A.A. cercano a su
localidad, no vacile en dirigirse a cualquiera de la direcciones que detallamos
en nuestra página
EL ALCOHOLISMO Y LOS ALCOHÓLICOS
No hace mucho que el alcoholismo era considerado
como problema moral. Hoy en día muchos lo consideran piramidalmente como un
problema de salud. Para el mismo bebedor problema el alcoholismo seguirá siendo
siempre un asunto intensamente personal. El alcohólico que se dirige a A.A., a
menudo hace preguntas que se refieren a su propio caso, a sus temores y a sus
esperanzas de mejorar su vida.
¿Qué es el alcoholismo?
Hay diversas y muy distintas interpretaciones
del alcoholismo.
La explicación que parece más sensata a la
mayoría de los miembros de A.A. es que el alcoholismo es una enfermedad, una
enfermedad progresiva que no puede curarse pero que, al igual que muchas otras
enfermedades, se puede contener. Yendo aún más allá, muchos de los A.A. opinan
que esa enfermedad es la combinación de una alergia física al alcohol y una
obsesión por la bebida, sin tener en cuenta sus consecuencias, y que es
imposible contenerla con sólo la fuerza de voluntad.
Antes de haber sentido la influencia de A.A.,
muchos alcohólicos que no pueden dejar de beber se consideran moralmente débiles
o, en algunos casos, se sienten víctimas de algún desequilibrio mental. A.A.
cree que los alcohólicos son más bien enfermos que pueden mejorar de su dolencia
siguiendo un programa sencillo y que ha resultado eficaz para más de un millón
de hombres y mujeres.
Una vez que el alcoholismo se ha apoderado de un
individuo, no puede decirse que la víctima esté cometiendo una falta moral. En
ese estado, el alcohólico no puede valerse de su fuerza de voluntad, porque ya
ha perdido la facultad de decidir si usa el alcohol o si se abstiene de él. Lo
importante, entonces, es hacerle frente a la enfermedad y valerse de la ayuda
que se le brinda para combatirla. Debe además existir el deseo sincero de
recuperarse. La experiencia ha demostrado que el programa de A.A. resulta eficaz
para cualquier alcohólico que tenga sinceros deseos de dejar la bebida
generalmente no produce resultados para el hombre o mujer que no esté
absolutamente seguro de querer dejar el alcohol.
¿Cómo puedo saber si soy verdaderamente un
alcohólico?
Sólo usted puede tomar esta decisión. A muchos
de los actuales miembros de A.A. les habían dicho que ellos no eran alcohólicos,
que sólo necesitaban más fuerza de voluntad, un cambio de ambiente, más descanso
o algunas distracciones nuevas para recuperase. Finalmente se dirigieron a A.A.
porque sentían sinceramente que el alcohol los había derrotado y que estaban
dispuestos a probar cualquier cosa que los librara del incontrolable deseo de
beber.
Algunos de esos hombres y mujeres sufrieron
terribles experiencias a causa del alcohol antes de estar dispuestos a admitir
que el alcohol no les convenía. Se volvieron negligentes, robaron, mintieron,
estafaron, y hasta mataron en medio de sus borracheras. Abusaron de sus patrones
y de sus propias familias. Perdieron toda noción de responsabilidad en sus
relaciones sociales. Malgastaron su caudal material, mental y espiritual.
Otros muchos que tuvieron experiencias menos
trágicas también se dirigieron a A.A. No estuvieron nunca presos ni
hospitalizados. Sus excesos en la bebida habían sido notados apenas por los
miembros de la familia y por los amigos más cercanos. Pero sabían lo suficiente
acerca de la bebida para reconocer los síntomas del alcoholismo y saber que se
trataba de una enfermedad progresiva. No deseaban participar en esa clase de
progreso.
Entre los A.A. se dice que no hay tal cosa como
ser un alcohólico a medias, y sólo el individuo mismo puede decir si para él el
alcohol se ha convertido en un problema incontrolable.
¿Puede un alcohólico volver a beber
"normalmente"?
Hasta donde ha podido determinarse, ningún
alcohólico ha vuelto a dejar de serlo. El solo hecho de haberse abstenido del
alcohol durante varios meses o años, nunca ha sido suficiente para que un
alcohólico pueda beber "normalmente" o socialmente. Una vez que el individuo ha
traspasado la frontera entre beber mucho y beber irresponsablemente, no puede
volver atrás. Pocos son los alcohólicos que deliberadamente tratan de beber
hasta hallarse en apuros, pero los apuros y molestias parecen ser la
consecuencia inevitable que espera a los alcohólicos. Después de abstenerse por
algún tiempo, puede pensar que no corre peligro experimentando con unas cuantas
cervezas o unos pocos vasos de vino suave. Puede engañarse con la falsa idea de
que si sólo bebe un poco con las comidas, evitará meterse en problemas. Pero no
tardará en verse nuevamente en las garras del alcohol, aunque con toda
sinceridad desee limitarse a beber con moderación y en reuniones de sociedad.
La respuesta, basada en la experiencia de A.A.,
es que quien es alcohólico nunca será capaz de controlar el alcohol durante un
período de tiempo apreciable. Eso deja abiertos dos caminos: dejar que la
enfermedad siga empeorando progresivamente, con todas sus terribles
consecuencias, o abstenerse totalmente del alcohol y desarrollar una nueva
manera de vivir constructivamente.
¿No puede un miembro de A.A. beber ni siquiera
cerveza?
Naturalmente, en A.A. no existen preceptos de
carácter obligatorio y nadie vigila a los miembros para cerciorarse de si están
bebiendo o no. La respuesta a esta pregunta es que si un individuo es alcohólico
no puede arriesgarse a tomar alcohol en ninguna forma. El alcohol no deja de ser
alcohol aunque esté en la forma de un martini, un whisky con soda, un brandy con
agua, una copa de champaña o un vaso de cerveza. Para un alcohólico, una bebida
alcohólica en cualquier forma puede ser demasiado, y veinte tragos de licor
pueden no bastarle.
Para asegurarse de su sobriedad, el alcohólico
tiene que abstenerse totalmente del alcohol, sin que para nada importe la
cantidad y sin que influyan la mezcla y el grado de concentración que se crea
capaz de soportar.
Claro está, que muy pocos son los que pueden
emborracharse con sólo una o dos botellas de cerveza. El alcohólico lo sabe tan
bien como cualquiera. Puede hasta convencerse de que apenas va a tomarse dos o
tres cervezas y no más durante el día. En algunas ocasiones puede incluso seguir
ese programa durante varios días o semanas. Pero eventualmente llega a la
decisión de que ya que está bebiendo más vale "hacer las cosas bien hechas" y va
aumentando la cantidad de vino o de cerveza, o se pasa a un licor fuete y, antes
de darse cuenta, vuelve a estar donde había empezado.
Yo puedo dejar de beber por un tiempo entre una
y otra borrachera ¿Cómo puedo saber si necesito a A.A.?
La mayoría de los A.A. dicen que todo está en
cómo se bebe y no en la frecuencia con que se bebe. Muchos bebedores pueden
pasar semanas, meses y hasta años entre una y otra borrachera. Durante sus
períodos de sobriedad puede que hasta ni siquiera piensen en el alcohol. Sin
hacer gran esfuerzo mental o emocional, pueden tomar o no tomar, y prefieren no
tocar el alcohol.
Luego, por alguna razón inexplicable, o incluso
sin razón, se entregan a una borrachera prolongada. Dejan a un lado su oficio,
descuidan la familia y demás deberes cívicos y sociales. La borrachera puede
durar apenas una noche o prolongarse por días o semanas. Cuando pasa, la víctima
se siente débil, llena de remordimiento resuelta a no dejar que vuelva
ocurrirle semejante cosa. Pero, es seguro que volverá a ocurrirle.
Este tipo de borracho, que pudiéramos calificar
de "periódico", sorprende no sólo a quienes le rodean sino que se sorprende él
mismo. No puede comprender cómo es que interesándole tan poco el licor durante
largos períodos de tiempo, llega el momento en que basta con que empiece a beber
para que pierda todo el dominio de sí mismo.
El bebedor periódico puede o no ser alcohólico.
Si comienza a beber de seguido y si los períodos de sobriedad entre una y otra
borrachera van volviéndose progresivamente más cortos, lo más probable es que
llegue el momento en que tenga que ver que se encuentra ante un problema
verdadero. Si está listo a convenir en que es un alcohólico, ha dado el primer
paso hacia la sobriedad progresivamente constructiva de que disfrutan miles de
A.A.
Otros dicen que no soy un alcohólico. Pero bebo
más cada día. ¿Debería ingresar en A.A.?
A muchos de los miembros actuales de A.A. les
habían asegurado sus médicos, amigos y parientes, que no eran alcohólicos. El
alcohólico mismo generalmente complica su problema porque siente repugnancia a
encararlo seriamente. No siendo totalmente honrado consigo mismo, el borracho
consuetudinario le dificulta la tarea al médico que trata de ayudarle. Lo
sorprendente es que, en realidad, tantos médicos hayan podido penetrar el engaño
de los bebedores típicos y hayan podido diagnosticar acertadamente el problema.
Nunca se recalcará demasiado sobre que, la
resolución decisiva - soy un alcohólico - tiene que tomarla el bebedor mismo.
Sólo él - no su médico, ni su familia, ni sus amigos - puede tomar tal decisión.
Una vez que lo haya hecho, habrá ganado la mitad de la lucha para lograr su
sobriedad. Si deja que otros resuelvan lo que sólo a él le toca resolver,
únicamente habrá prolongado innecesariamente las serias consecuencias de sus
intentos de conquistar el alcohol.
¿Puede una persona "por sí sola" lograr la
sobriedad leyendo la literatura de A.A.?.
Unas cuantas personas han dejado de beber
después de leer el "Libro Grande" de A.A., que enuncia los principios básicos
del programa de recuperación del alcoholismo. Pero casi todos los que han podido
hacerlo, han buscado a otros alcohólicos inmediatamente, para compartir con
ellos su experiencia y su sobriedad.
El programa de los A.A. tiene mejores resultados
para el individuo que lo reconoce y acepta como programa que incluye a otras
personas. Cuando trabaja con otros alcohólicos de su grupo local, el bebedor
problema adquiere, al parecer, apoyo y simpatía. Se encuentra rodeado por otros
que comparten sus experiencias del pasado, sus problemas del presente y sus
esperanzas para el porvenir. Deja a un lado la sensación de soledad que quizás
fue uno de los factores importantes que lo llevaron a la bebida.
¿Si me hago miembro de A.A., no lo sabrá
enseguida todo el mundo?
El anonimato es y ha sido siempre la base del
programa de A.A. Después de ser miembros por algún tiempo, la mayoría de los A.A.
no tienen inconveniente en que se sepa que se han unido a una sociedad que les
ayuda a permanecer sobrios. Tradicionalmente los A.A. nunca revelan su
asociación con el movimiento a través de la radio, la prensa o cualquier otro
medio de publicidad. Y ninguno de ellos tiene el derecho de revelar la identidad
de ningún otro de los miembros.
Eso quiere decir que los recién iniciados pueden
tener la seguridad de que sus nuevos amigos no divulgarán lo que sepan en
relación con sus problemas como bebedores. Los miembros antiguos del grupo
comprenden lo que sienten los recién llegados y recuerdan sus propias dudas y el
temor que sentían de ser identificados públicamente con la aterradora palabra de
"alcohólico".
Una vez que se ha hecho miembro de A.A., el
recién llegado puede pensar que en realidad era una simpleza asustarse de pensar
que el público pudiera informarse de que había dejado de beber. Cuando uno es un
bebedor, las noticias de sus aventuras se saben rápidamente, y la mayoría de los
alcohólicos ya han adquirido fama de borrachos incurables cuando resuelven
unirse a A.A. El hecho de que sean bebedores, con muy raras excepciones, no es
un secreto muy guardado y, en esas circunstancias, lo raro sería, que la buena
noticia de que un borracho deje de tomar, pasase inadvertida.
Cualquiera que sean las circunstancias, nadie
más que el propio interesado, o sea el recién afiliado a A.A. tiene el derecho
de hacer declaraciones al respecto, y sólo de modo que en ninguna forma vaya a
perjudicar a la Comunidad.
¿Cómo puedo progresar en mis negocios, en donde
tengo que socializar con frecuencia, si me abstengo de beber?
El beber en sociedad se acepta ahora como parte
de las actividades en que hay que tomar parte para hacer ciertos negocios.
Muchas de las reuniones con los clientes y posibles compradores se hacen
coincidir con aquellas ocasiones en que se acostumbre tomar cócteles, o alguna
otra clase de licores, bien sea durante el día o por la noche. Muchos de los
actuales miembros de A.A. serían los primeros en declarar que a menudo llevaron
a cabo importantes negocios en bares, cuartos de hoteles y hasta en funciones
sociales que tuvieron lugar en casas particulares y durante las cuales se
bebieron licores.
Es sorprendente, sin embargo, que en el mundo se
hace mucho trabajo sin necesidad del alcohol. También sorprende a muchos
alcohólicos descubrir que hay multitud de dirigentes de negocios e industrias, y
muchos distinguidos profesionales y destacados artistas que lograron triunfar
sin depender para nada del alcohol.
En realidad, muchos de los A.A., admiten que
usaban los "contactos de negocios" como una de las diversas excusas para beber.
Ahora que ya no beben, han descubierto que en realidad logran hacer más que
cuando bebían. El abstenerse del alcohol no les ha resultado un estorbo para
ganar nuevos amigos y convencer a gente que puede contribuir a su éxito en los
negocios.
Lo anterior no significa que todos los A.A.
deben repentinamente evitar todo contacto con sus amigos sociales o comerciales
que tomen bebidas alcohólicas. Si un amigo desea tomarse un cóctel o dos antes
del almuerzo, el A.A. generalmente se toma un refresco, un jugo de frutas o una
taza de café. Si un A.A. es invitado a una reunión social en que se sirvan
licores y a la que deba asistir por razones de sus negocios, generalmente no
vacila en ir. Sabe por experiencia que la mayoría de los demás invitados se
preocupan más por sus propias bebidas que por las de él y que probablemente no
les importe especialmente saber lo que esté tomando.
A medida que comienza a sentirse orgulloso de la
calidad y cantidad de su trabajo, el recién iniciado en A.A. probablemente
encuentre que el triunfo en la mayoría de las actividades comerciales todavía
depende de lo bien que se realicen. Esa sencilla verdad no era tan aparente
cuando él bebía alcohol. En esos tiempos, podía haber llegado al convencimiento
de que la simpatía personal, la generosidad y el buen humor era la clave del
triunfo en los negocios. No hay duda de que esas cualidades le ayudan mucho a la
persona que bebe en forma controlada, pero no le son suficientes al alcohólico,
pues generalmente les da más importancia de la que realmente tienen.
¿Puede A.A. servirle a la persona que realmente
ha "tocado fondo"?
La experiencia ha demostrado que el hacerse
miembro de A.A. da buenos resultados a casi todos los que realmente desean dejar
el alcohol, sin que importen para nada sus antecedentes económicos o sociales.
La asociación incluye hoy en día entre sus miembros a muchos desheredados de la
suerte, a muchos que fueron inquilinos de la cárcel y de otras instituciones
públicas.
El individuo sin hogar y sin dinero no queda en
situación desventajosa al hacerse miembro de A.A. Su problema básico, aquello
que le hace imposible llevar una vida normal, es idéntico al problema central de
todos los demás miembros de A.A. Lo que vale cualquiera de los miembros no se
juzga por la ropa que vista, por su modo de hablar ni por la cantidad de dinero
que tenga en el bando. Lo único que cuenta es que el recién llegado desee
sinceramente dejar de beber. En ese caso, se le dará la bienvenida. Lo más
seguro es que se sorprenda cuando los demás miembros del grupo empiecen a contar
sus historias y aventuras y descubra que la mayoría han pasado por experiencias
aún peores que las suyas.
¿Se ha dado el caso de que los alcohólicos que
han dejado de beber se hagan miembros de A.A.?
La mayoría de los hombres y mujeres que se unen
a A.A. lo hacen cuando han llegado al límite más bajo de su experiencia como
bebedores, pero no siempre es ese el caso. Muchas personas se han hecho miembros
mucho después de haber tomado el último trago. Un individuo, reconociendo que no
podía controlar el alcohol había dejado ya de beber por seis o siete años cuando
se hizo miembro. Su período de sobriedad, impuesta por él mismo, no había sido
nada envidiable. Gradualmente aumentaba su tensión nerviosa y se contrariaba
hasta por los problemas más sencillos de su vida cotidiana. Ya estaba resuelto a
volver a experimentar con la bebida, cuando un amigo le aconsejó que se
informase sobre A.A. Desde entonces ha sido miembro durante varios años y dice
que no hay comparación entre la agradable sobriedad de hoy día y su lastimosa
sobriedad del pasado.
Otros informan que han tenido experiencias
semejantes. Aunque saben que les es posible permanecer sobrios con aspecto
lúgubre durante largos períodos de tiempo, dicen que les es mucho más fácil
gozar de su sobriedad y fortaleza cuando se encuentran con otros alcohólicos y
trabajan con ellos en A.A. Al igual que la mayoría de los seres humanos, ven que
no hay razón par hacer las cosas de la manera más difícil. Si les pone a escoger
entre la sobriedad fuera o dentro de la Sociedad, se quedan intencionalmente con
A.A.
¿Por qué se interesa A.A. por los bebedores
problema?
Los miembros de A.A. tienen un interés egoísta
en brindarles ayuda a los demás alcohólicos que aún no han logrado la sobriedad.
Primero, porque saben por experiencia propia que esa clase de actividades, que
generalmente denominan trabajo de Paso Doce, les ayuda a mantenerse sobrios. Sus
vidas han adquirido un interés importante que los domina y probablemente les
recuerda, haciéndoles ver su experiencia de otros tiempos, que deben evitar el
exceso de confianza que podría conducirlos a una recaída. Cualquiera que sea la
explicación, los A.A. que dedican libremente su tiempo y sus esfuerzos a ayudar
a los otros alcohólicos, raras veces tienen mucho trabajo para conservar su
propia sobriedad.
La segunda razón es que los A.A. desean
vivamente ayudar a los bebedores problema porque el hacerlo así les da la
oportunidad de pagar la deuda que contrajeron con quienes les ayudaron a ellos.
Esa es la única forma práctica en que un individuo puede pagar su deuda con A.A.
Todos los miembros saben que la sobriedad no puede comprarse ni alquilarse a
largo plazo. Saben, sin embargo, que el nuevo modo de vivir sin alcohol es suyo
con sólo desearlo, si honradamente lo quieren y si están dispuestos a
compartirlo con quienes quieran seguirlo.
Tradicionalmente, A.A. nunca "recluta" a sus
miembros, nunca incita a nadie a que se haga miembro y nunca solicita
contribuciones de fuera.
LA COMUNIDAD DE ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS
Quien esté convencido de que es un alcohólico y
de que A.A. puede ayudarle, al ingresar como nuevo miembro, generalmente tiene
ciertas preguntas específicas sobre la naturaleza, estructura e historia del
movimiento mismo. He aquí algunas de las preguntas más comunes.
¿Qué es Alcohólicos Anónimos?
Hay dos maneras prácticas de describir a A.A. La
primera es la descripción conocida de su meta y de sus propósitos, que conforma
su Preámbulo:
"Alcohólicos Anónimos es una comunidad de
hombres y mujeres que comparten su mutua experiencia, fortaleza y esperanza para
resolver su problema común y ayudar a otros a recuperarse del alcoholismo. El
único requisito para ser miembro de A.A., es el deseo de dejar la bebida. Para
ser miembro de A.A. no se pagan honorarios ni cuotas nos mantenemos con
nuestras propias contribuciones. A.A. no está afiliada a ninguna sexta religiosa,
partido político, organización o institución alguna no desea intervenir en
controversias no respalda ni se opone a ninguna causa. Nuestro objetivo
primordial es mantenernos sobrios y ayudar a otros alcohólicos a alcanzar el
estado de sobriedad".
El "problema común" es el alcoholismo. Los
hombres y mujeres que se consideran miembros de A.A. son, y seguirán siendo
siempre, alcohólicos. Llegaron finalmente a la conclusión de que ya no les era
posible controlar de ningún modo el alcohol ahora se abstienen de él por
completo. Lo importante es que no tratan de luchar contra el problema por sí
solos. Discuten su problema abiertamente con los otros alcohólicos. El hecho de
compartir su "experiencia, fortaleza y esperanza" parece ser el elemento básico
que les permite vivir sin el alcohol, y en la mayoría de los casos, sin siquiera
sentir deseos de beber.
La segunda manera de describir a Alcohólicos
Anónimos es esbozar la estructura de la Sociedad. Numéricamente, A.A. consta de
más de 2,000,000 de hombres y mujeres en los Estados Unidos, el Canadá y otros
150 países. Estos hombres y mujeres se reúnen en grupos locales que varían en
tamaño desde un puñado ex bebedores en algunas localidades hasta varios
centenares en los centros populosos.
En las áreas metropolitanas puede haber
veintenas de grupos vecinos, que se reúnen para tener sus reuniones
independientemente de otros. Muchas de esas reuniones de A.A. son públicas
algunos grupos tienen también sus "reuniones cerradas" en las que se incita a
los miembros a que discurran sobre problemas que tal vez no serían apreciados en
su totalidad por los no alcohólicos.
El grupo local, con sus reuniones locales que
permite que los alcohólicos y sus familias se reúnan en un ambiente de amistad y
mutua ayuda, es el núcleo de la sociedad de A.A. Actualmente hay diseminados en
todo el mundo más de 1000,000 grupos incluyendo algunos en hospitales, prisiones y
otras instituciones.
¿Cómo comenzó A.A.?
Alcohólicos Anónimos tuvo su comienzo en Akron,
en 1935, cuando un hombre de negocios de Nueva York, que había logrado
permanecer sobrio por primera vez en varios años buscó a otro alcohólico.
Durante los pocos meses de su recientemente adquirida sobriedad, el neoyorquino
había observado que sus deseos de beber disminuían cuando trataba de ayudar a
otros "borrachos" a que tratasen de permanecer sobrios. En Akron, le dieron la
dirección de un médico de la localidad, que tenía problemas con la bebida.
Trabajando juntos, el hombre de negocios y el médico descubrieron que su
capacidad de permanecer sobrios parecía estar muy relacionada con la cantidad de
ayuda y estímulo que pudieran darles a los demás alcohólicos.
Durante los primeros cuatro años, la nueva
asociación se desarrolló lentamente, carecía de nombre, de organización y de
material impreso que la describiera. Se establecieron grupos en Akron, Nueva
York, Cleveland y algunos otros lugares.
En 1939, con la publicación del libro
Alcohólicos Anónimos, del cual la asociación derivó su nombre, y con la ayuda de
amigos no alcohólicos, la Sociedad comenzó a llamar la atención tanto en este
país como en el extranjero.
Con el tiempo, se abrió en Nueva York una
oficina de servicio que se encargó de atender a los millares de cartas que
llegan cada año solicitando información y literatura.
¿Existen reglamentos de A.A.?
La ausencia de reglamento y disposiciones de
carácter obligatorio es una de las cualidades más singulares de A.A. como grupo
local y como asociación de alcance mundial. No hay estatutos que digan que un
miembro tiene que asistir a determinado número de reuniones durante cierto
período de tiempo.
Como es de suponer, la mayoría de los grupos
tienen la tradición, no escrita, de que cualquiera que siga bebiendo y que por
su comportamiento interrumpa una reunión de A.A. tendrá que ausentarse de ella
la misma persona, sin embargo, será bienvenida en cualquier momento en que sus
acciones no causen molestias. En realidad, los demás miembros del grupo harán
cuanto puedan por ayudarle si es que sinceramente desea dejar de beber.
¿Cuánto cuesta se miembro de A.A.?
Para ser miembro de A.A. no es necesario hacer
gastos de ninguna clase. El programa de recuperación de los alcohólicos está a
la disposición de cualquiera que desee dejar de beber, bien sea que carezca en
absoluto de dinero o que posea millones.
La mayoría de los grupos locales "pasa el
sombrero" en las reuniones para sufragar los gastos de arriendo y pagar los
artículos que se consuman durante las reuniones tales como café, emparedados,
pasteles o cualquier otra cosa que se sirva. En la gran mayoría de los grupos,
parte del dinero que se obtiene por contribuciones voluntarias pasa a la Oficina
de Servicios Generales de A.A. y se destina a ayudar al sostenimiento de los
servicios nacionales e internacionales de la sociedad. Ese dinero se emplea
exclusivamente para los servicios destinados a la ayuda de los grupos nuevos o
ya establecidos y para difundir el programa de recuperación entre "los millones
de alcohólicos que aún no lo conocen".
Lo importante es que el ser miembro de A.A. no
depende en ninguna manera de que se contribuya a su sostenimiento. Muchos de los
grupos, en realidad, han puesto un límite definitivo a la cantidad con que puede
contribuir cualquiera de sus miembros. La sociedad de A.A. se sostiene por sí
misma y no acepta contribuciones de fuentes ajenas.
¿Quién dirige a A.A.?
A.A. no tiene gerentes no personal directivo con
poderes o autoridad sobre los demás miembros de la Comunidad. En A.A. no hay "gobierno".
Claro está, sin embargo, que incluso en una organización sin etiqueta hay que
hacer cierta clase de trabajos. En los grupos locales, por ejemplo, alguien
tiene que encargarse de conseguir un lugar apropiado para las reuniones es
necesario planear las reuniones y sus programas se requiere proveer café y
refrescos, que tanto contribuyen a hacer más agradable el ambiente durante las
reuniones muchos grupos también consideran conveniente asignarle a alguno la
responsabilidad de mantener el contacto con el desarrollo nacional e
internacional de A.A.
Cuando un grupo local está recién organizado,
algunos de sus miembros asumen voluntariamente la responsabilidad de actuar
informalmente como servidores del mismo. Tan pronto como se puede, sin embargo,
esas responsabilidades van pasando, por elección, a otros miembros del grupo y
por períodos de tiempo limitado. Un grupo típico de A. A. puede tener un
secretario, un comité de programas, un comité de alimentos, un tesorero y un
representante de servicios generales que representa al grupo en las reuniones
regionales. Los nuevos miembros que hayan pasado un tiempo razonable de
sobriedad son instados a que asuman parte de las responsabilidades del grupo.
Tanto en lo nacional como en lo internacional,
hay también ciertas tareas específicas que llevan a cabo. Es necesario escribir
circulares, imprimirlas y distribuirlas a los grupos o individuos que las
soliciten. Es necesario contestar las preguntas que se reciban de los grupos
nuevos o ya establecidos. Es necesario atender a las solicitudes de información
sobre A.A. y su programa de recuperación del alcoholismos. Es necesario informar
a los médicos, miembros del clero, hombres de negocios y directores de
instituciones. También es forzoso mantener relaciones con la prensa, la radio,
el cine y otros medios de comunicación e información.
La Junta de Servicios Generales de Alcohólicos
Anónimos esta sirve de guardián de las Tradiciones de A.A., y de sus servicios
generales, y ademas asume la responsabilidad
por las normas de servicios y la integridad de la Oficina de Servicios Generales
de A.A. en Nueva York
El lazo de unión entre los grupos de A.A. y la
Junta de Servicios es la Conferencia de Servicios Generales de A.A. La
Conferencia, compuesta por 93 delegados regionales, se reúne durante varios días
cada año con los Custodios de la Junta de Servicios y con los dirigentes de la
Oficina prinsipal de Nueva York. La Conferencia es exclusivamente una agencia de
consultas y servicios, y no tiene autoridad para reglamentar o gobernar a los
miembros de A.A.
Así, la respuesta a la pregunta de "¿quién
dirige a A.A.?" es que la sociedad es una organización democrática que no tiene
gobierno general y cuya organización formal se mantiene al mínimo.
¿Es A.A. una sociedad religiosa?
A.A. no es una sociedad religiosa, porque a sus
miembros no se les exige ninguna creencia religiosa como condición para su
ingreso. A pesar de que la asociación ha recibido la aprobación y el respaldo de
muchos clérigos, no está aliada con ninguna organización o secta. Entre sus
miembros se incluyen católicos, protestantes, judíos, practicantes de otras
religiones, así como también ateos y agnósticos.
El programa de recuperación de A.A. tiene
indudablemente como base la aceptación de ciertos valores espirituales. Cada
miembro, como individuo, puede libremente interpretar esos valores como mejor le
plazca, o ni siquiera pensar en ellos, si así lo desea.
Antes de dirigirse a A.A., el alcohólico activo
ha llegado al convencimiento de que no puede controlar la bebida. El alcohol se
ha convertido para él en algo superior a sus fuerzas y la asociación lo acepta
en esas condiciones. A.A. sugiere que para lograr y conservar la sobriedad, el
alcohólico necesita aceptar que existe otro poder superior a sí mismo, del cual
debe depender. Algunos alcohólicos prefieren considerar que el grupo mismo de
A.A. es ese poder superior. Para otros, este poder es Dios, como cada uno lo
concibe. Otros más dependen de conceptos enteramente distintos del Poder
Superior.
Algunos alcohólicos, cuando se dirigen por
primera vez a la Comunidad de A.A., hacen ciertas salvedades definidas en cuanto
a aceptar cualquier idea de la existencia de un poder superior a ellos. La
experiencia ha demostrado que, si consideran las cosas en forma imparcial y
continúan asistiendo a las reuniones del grupo, muy seguramente encontrarían una
solución aceptable de ese problema, que es netamente personal.
¿Es A.A. un movimiento de abstinencia?
No, A.A. no está relacionada con ningún
movimiento de temperancia. A.A. "no respalda ni se opone a ninguna causa". Esta
frase, tomada del plan general ampliamente aceptado en lo referente al objetivo
que persigue la asociación, puede naturalmente aplicarse a los llamados
movimientos o cuzadas de abstinencia. Una vez que el alcohólico ha logrado
volverse sobrio y está tratando de seguir el programa de recuperación de A.A.,
su actitud hacia el alcohol puede comparase a la de un individuo alérgico con
respecto a las cosas que le producen alergia.
Aunque muchos de los A.A. comprendan que es
posible que el alcohol le caiga muy bien a algunas personas, saben muy bien que
es veneno para ellos. Por lo general, un A.A. no desea privar a nadie de aquello
que, bien manejado, puede ser una fuente de placer. Simplemente acepta que él,
personalmente, no puede controlarlo.
¿Hay muchas mujeres alcohólicas en A.A.?
Diariamente aumenta el número de mujeres a
quienes ayuda la Comunidad de A.A. en su problema de recuperación. Se calcula
que por cada tres miembros de un grupo de A.A. hay una mujer. Lo mismo que los
hombres del grupo, representan todos los grupos de la sociedad y todas las
clases de alcohólicos.
La impresión general es que la mujer alcohólica
tiene problemas especiales. Puesto que la sociedad tiende a colocar a la mujer
en un plano superior al de los hombres, algunas mujeres pueden sentir que el
abuso del alcohol es un estigma mayor para la mujer que para el hombre.
A.A. no hace distinciones de esa clase.
Cualquiera que sea la edad, posición social, fortuna o educación de una mujer
alcohólica, encontrará que, al igual que a los hombres, los A.A. la comprenderán
y la ayudarán. Dentro de la organización de A.A. en sus grupos locales, las
mujeres desempeñan papeles cada día más importantes. Ayudan a atender a los
nuevos miembros y a planear y preparar las reuniones. Son parte integrante de
toda la comunidad.
¿Hay muchos jóvenes en A.A.?
Uno de los aspectos más alentadores del
crecimiento de A.A. es que constantemente crece el número de jóvenes de ambos
sexos que son atraídos por el programa antes de que sus problemas de alcoholismo
resulten en desastre definitivo. Ahora que la naturaleza progresiva del
alcoholismo se comprende mejor que antes, esos jóvenes reconocen que si uno es
alcohólico, lo mejor es combatir la enfermedad en sus comienzos.
Cuando la sociedad de A.A. estaba recién
fundada, se pensaba generalmente que los únicos candidatos lógicos eran los
hombres y mujeres mayores que habían perdido sus empleos, habían desorganizado
por completo su vida de familia o, en una u otra forma, se habían aislado de la
vida social normal durante varios años.
Hoy en día, muchos de los jóvenes que acuden a
A.A. apenas han pasado de los veinte años de edad. Otros aún no los han
cumplido. Muchos aún conservan sus empleos y tienen sus familias. Muchos no han
estado nunca en la cárcel ni en ningún asilo. Pero han presentido la suerte que
les espera, reconocen que son alcohólicos y no ven el objeto que pueda tener el
que dejen que el alcoholismo siga con ellos su curso desastroso.
La necesidad de recuperarse es tan fuerte en
ellos como en los hombres y mujeres mayores que no tuvieron ninguna oportunidad
de acudir a A.A. en su juventud. Una vez que se vuelven miembros de A.A. los
jóvenes y los viejos rara vez se muestran conscientes de su diferencia de edad.
En A.A. ambos grupos comienzan una nueva vida desde el mismo punto: el último
trago.
REUNIONES DE GRUPO
Las reuniones de los grupos locales son el
centro o núcleo de la Comunidad de A.A. Son, en muchos aspectos, un tipo muy
singular de reunión y que seguramente puede parecer muy extraño a los recién
llegados. Las preguntas que siguen dan una idea del modo cómo se desarrolla una
reunión de A.A. y del papel que desempeña un recién llegado como parte del
grupo.
¿Cómo hace una persona para unirse a A.A.?
Nadie "se une" a A.A. en el sentido usual de la
expresión. No es necesario llenar una solicitud. (En realidad, muchos de los
grupos ni siquiera tienen lista de miembros). No hay que pagar cuota de
matrícula ni contribuciones de ninguna clase.
La mayoría de las personas se asocian a A.A. con
sólo asistir a las reuniones de un grupo local. Su introducción puede ocurrir de
varias maneras. Puede que, habiendo llegado al punto en que sinceramente querían
dejar la bebida, se hayan puesto en contracto voluntariamente con A.A. llamando
a la oficina local de AA.Inscrita en la gia telefonica, o escribiendo ala
Oficina de Servicios Generales Box 459 Gran Central Station Nueva York, NY10163
Otros pueden haber sido llevados a un grupo
local de A.A. por un amigo, un pariente, un médico o un consejero espiritual.
Generalmente, un recién llegado a A.A. tiene
oportunidad de hablar con uno o más de los miembros locales antes de asistir a
su primera reunión. Tiene oportunidad de informarse sobre cómo A.A. les ha
ayudado a esas personas. Obtiene información sobre el alcoholismo y A.A. que
puede ayudarle a determinar si está o no honradamente preparado para dejar el
alcohol. El único requisito para ser miembro es querer dejar la bebida.
A.A. no hace cruzadas para conseguir nuevos
miembros. En caso de que después de asistir a varias reuniones, el recién
llegado decida que no le conviene seguir, nadie lo instará a que continúe en la
Comunidad. Puede que se le diga que considere imparcialmente lo que debe hacer,
pero nadie tratará de convencerlo de nada. Sólo el alcohólico mismo, y por sí
mismo, pude decidir si necesita o no unirse a A.A.
¿Qué es una reunión "abierta"?
Una reunión abierta de A.A. es aquella a la que
puede asistir cualquier persona de la comunidad, alcohólica o no alcohólica. La
única obligación en que se incurre al asistir, es la de no revelar los nombres
de los miembros de A.A. fuera de la reunión.
Una reunión abierta tiene generalmente un "Director"
y otros oradores. El coordinador abre y cierra la reunión y presenta a cada uno
de los oradores. Cada cual, a su vez, narra alguna de sus experiencias
referentes al alcoholismo. O puede dar su interpretación del programa de
recuperación e indicar lo que para él significa la sobriedad. Todas las
opiniones que se den son personales, pues los miembros no hablan nunca sino en
su propio nombre.
Siempre que se pueda, los programas generalmente
tienen a una mujer como oradora, y la mayoria de las veces se procura presentar
oradores de diversas capas sociales y de distintosantecedentes y modos de beber.
La mayorIA de las reuniones abiertas al público
concluyen con un período de conversacion entres los asistentes, durante el cual
se sirve cafe, refresco, emparedados y pasteles.
¿Qué es una reunión "cerrada"?
A una reunión cerrada sólo pueden asistir los
miembros del grupo local o los miembros de otros grupos que estén de visita en
la localidad. El objeto de las reuniones cerradas es dar a los miembros la
oportunidad de que traten sobre aspectos especiales de su problema alcohólico,
que pueden ser mejor entendidos sólo por otros alcohólicos.
Estas reuniones generalmente se llevan a cabo
tan informalmente como sea posible y en ellas se incita a los miembros a que
tomen parte en la discusión sobre los asuntos tratados. Las reuniones cerradas
son especialmente provechosas para los recién llegados, pues les dan oportunidad
de hacer preguntas acerca de sus propias preocupaciones y de aprovechar la
experiencia de los miembros "antiguos" en lo relacionado con el programa de
recuperación.
¿Puedo llevar parientes o amigos a una reunión
de A.A.?
Cualquiera que se interese por A.A. bien sea
miembro o no, puede asistir a las reuniones abiertas o públicas de A.A.
(Consulte al grupo para enterarse de la costumbre local.). A los recién
llegados, especialmente, se les invita a que lleven a sus esposas, maridos o
amigos, pues si ellos entienden el programa de recuperación podrían ayudarles
mejor a adquirir y a conservar la sobriedad. Muchos esposos y esposas van
siempre con su cónyuge y toman parte activa en las actividades sociales del
grupo local.
(Se recordará que tradicionalmente las reuniones
"cerradas" son sólo para los alcohólicos).
¿Con qué frecuencia deben asistir los miembros
de A.A. a las Reuniones?
A Abraham Lincoln le preguntaron una vez cuál
era la longitud apropiada que deberían tener las piernas de una persona. Su
respuesta clásica fue: "La suficiente para que lleguen al suelo".
Los A.A. no tienen que asistir a un número
determinado de reuniones en un período de tiempo determinado. Eso es únicamente
cuestión del gusto de cada individuo y de sus necesidades. La mayoría de los
miembros tratan de ir por lo menos a una reunión por semana. Consideran que con
eso les basta para satisfacer su necesidad personal de contacto con el programa
por intermedio de su grupo local. Otros van a las reuniones casi todas las
noches, en las áreas donde es posible hacerlo. Y otros pueden pasar un tiempo
relativamente largo sin ir a una reunión.
La amonestación amistosa, "Siga viniendo a las
reuniones", que tan a menudo oyen recién llegados, se basa en la experiencia de
la gran mayoría de los A.A., quienes saben que la calidad de su sobriedad se
deteriora cuando dejan de ir a las reuniones por mucho tiempo. Muchos saben, por
su propia experiencia, que si no van a las reuniones corren peligro de
emborracharse - y que si asisten con regularidad les es más fácil permanecer
sobrios.
Los recién llegados, especialmente, parecen
beneficiarse asistiendo a un gran número de reuniones (o teniendo otros
contractos con A.A.) durante sus primeras semanas o meses como miembros de un
grupo. Multiplicando sus oportunidades de conocer y oír a otros A.A., cuyas
experiencias sean semejantes a las suyas, parece que fortalecen su comprensión
del programa y de lo que éste puede ofrecerles.
Casi todo alcohólico, en una y otra oportunidad,
ha tratado de permanecer sobrio "por sí mismo". Para muchos de ellos, la
experiencia no ha sido especialmente agradable, ni eficaz. Mientras que la
concurrencia a las reuniones le ayude al alcohólico a conservar la sobriedad y a
divertirse al mismo tiempo, parece que es de buen sentido dejarse guiar por la
experiencia de los que "siguen viniendo a las reuniones".
¿Es necesario que un A.A. siga asistiendo a las
reuniones toda la vida?
No es necesario, pero - como dijo un miembro - "casi
todos lo queremos, y puede que nos convenga a la mayoría".
A la mayoría de los alcohólicos no les gusta que
se les diga que tienen que hacer alguna cosa por mucho tiempo. A primera vista,
la idea de tener que asistir a las reuniones el resto de la vida, puede parecer
verdaderamente desconsoladora.
La respuesta, otra vez, es que uno no está
obligado a nada en A.A. Siempre puede decidir hacer una cosa o dejar de hacerla,
incluso, buscar o no la sobriedad por intermedio de A.A.
La principal razón para que un alcohólico vaya a
las reuniones de su grupo es permanecer sobrio hoy - no mañana o la semana
entrante o dentro de diez años -. Hoy, el presente, es el único período de su
vida, acerca del cual el A.A. puede hacer algo. No se preocupa por el mañana ni
por "el resto de la vida". Lo que le importa es conservar hoy su sobriedad. Ya
se preocupará del porvenir cuando éste llegue.
De modo que el A.A. que desee hacer lo que pueda
para asegurar su sobriedad en el presente, probablemente continuará asistiendo a
las reuniones. Pero su concurrencia siempre será con base a atender a su
sobriedad inmediata. Mientras se acerque a A.A. de esa manera, ninguna de sus
actividades, inclusive su concurrencia a las reuniones, puede parecerle una
obligación a largo plazo.
¿Cómo hago para tener tiempo de ir a las
reuniones, trabajar con otros alcohólicos y dedicarme a otras actividades de
A.A.?
El recién llegado a A.A. quien durante sus días
de bebedor siempre lograba restarle importancia al tiempo que gastaba infiriendo
alcohol, a veces se desanima al saber que la sobriedad consumirá también parte
de su tiempo. Si se trata de un alcohólico típico, desea recuperar pronto "el
tiempo perdido". Quiere dedicarle a su trabajo todas sus energías, gozar de las
delicias de la vida hogareña que durante tanto tiempo dejó en completo abandono,
dedicarse a la iglesia o a actividades de carácter cívico. Y si no es así, ¿para
qué sirve la sobriedad, si no es para vivir una vida normal, una vida llena de
satisfacciones?
A.A., sin embargo, no es algo que puede tomarse
como una píldora. Por eso A.A. sugiere que la experiencia de quienes han tenido
éxito en el programa de recuperación merece ser tenida en cuenta. Casi sin
excepciones, los hombres y mujeres que están más satisfechos con su sobriedad
son los que van a las reuniones con regularidad, que nunca vacilan si hay que
trabajar con otros alcohólicos que buscan ayuda, y que se interesan realmente en
otras actividades de sus grupos. Son los hombres y mujeres que recuerdan
vívidamente y con honradez las horas sin rumbo que gastaron en los bares, los
días de trabajo que perdieron, la eficiencia disminuida y el remordimiento que
venía con el malestar que sentían al día siguiente de una borrachera.
En contraste con tales recuerdos, las pocas
horas que se emplean apoyando y fortaleciendo su propia sobriedad, no vienen a
ser gran cosa.
¿Puede un recién llegado unirse a A.A. fuera de
su comunidad?
Esta pregunta la hacen generalmente las personas
que al parecer tienen muy buenas razones para no querer exponerse a que sus
vecinos los identifiquen como alcohólicos. Puede ser que, por ejemplo, tengan
patrones totalmente ignorantes del programa de A.A. y posiblemente hostiles
hacia cualquiera que admita que tiene un problema con la bebida. Puede ser que
deseen desesperadamente asociarse con A.A. porque ven allí la manera de adquirir
y conservar la sobriedad. Pero puede que no se atrevan a unirse a un grupo de su
propia localidad.
La respuesta a esa pregunta es que cualquiera
puede formar parte de un grupo de A.A. donde quiera que lo desee hacer.
Naturalmente, es mucho más cómodo pertenecer al grupo que quede más cercano.
También parece que esta es la manera más franca de atacar el problema
individual. La persona que se dirige a A.A. en busca de ayuda es, generalmente,
pero no siempre, bien conocida como un borracho. Indudablemente, la buena
noticia de su sobriedad tiene que extenderse. Muy pocos patrones o vecinos
pueden considerar objetable la fuente de la sobriedad de su empleado o amigo,
bien sea que se trate de un grupo local o de uno situado a cincuenta millas de
distancia.
En nuestros días, pocas personas corren peligro
de perder el empleo o los amigos simplemente por permanecer sobrias. Si hemos de
tomar la experiencia de muchos miles de A.A. como guía digna de confianza, lo
mejor que puede hacer el recién llegado es buscar la ayuda del grupo más
cercano, antes de comenzar a preocuparse de la reacción de los demás.
Si me hago miembro de A.A., ¿no perderé a muchos
de mis amigos y me privaré de muchas diversiones?
La mejor respuesta a esta pregunta es la
experiencia de miles de hombres y mujeres que ya se han unido a A.A. En general,
su actividad es que no tuvieron verdadera amistad ni verdaderas diversiones
mientras no se unieron a A.A. Su manera de ver las cosas en lo referente a
amistades y diversiones, ha cambiado.
Muchos alcohólicos descubren que sus mejores
amigos sienten mucho placer al ver que ellos están haciéndole frente a la
realidad de que no son capaces de manejar el alcohol. A nadie le gusta ver que
un amigo se hace daño a sí mismo.
Naturalmente, es muy importante distinguir entre
los verdaderos amigos y los amigos de borrachera que se encuentran casualmente
en los bares y tabernas. Es muy seguro que el alcohólico cuente con muchos
amigos de esta última clase, cuya jovialidad puede a menudo confundirse con
amistad. Puede que por algún tiempo eche de menos a esos amigos tan joviales.
Pero serán reemplazados con los centenares de A.A. que conocerá, hombres y
mujeres que lo comprenderán y aceptarán, que están dispuestos a ayudarle a
mantener su sobriedad en todo momento.
Pocos miembros de A.A. cambiarían el placer que
les da la sobriedad por lo que les parecía tan divertido cuando eran bebedores.
EL PROGRAMA DE RECUPERACIÓN
Cuando ha asistido a unas pocas reuniones el
recién llegado habrá oído seguramente referencias a "Los Doce Pasos", "Las Doce
Tradiciones", "Recaídas", "El Libro Grande" y otras locuciones típicas de A.A.
Los párrafos que siguen describen esos factores e indican por qué los mencionan
con frecuencia los oradores de A.A.
¿Qué son las "recaídas"?
De vez en cuando se da el caso de que se
emborrache un hombre o una mujer que ha logrado la sobriedad por intermedio de
A.A. Para Alcohólicos Anónimos, una reincidencia de esa clase se conoce
generalmente como una "recaída". Puede ocurrir durante las primeras semanas o
los primeros meses de sobriedad, o aun después que el alcohólico ha logrado
permanecer sobrio por varios años.
Casi todos los A.A. que han tenido esa
experiencia dicen que su "recaída" se debe a causas específicas.
Intencionalmente olvidaron que habían admitido ser alcohólicos y fueron víctimas
de un exceso de confianza en cuanto a su capacidad para manejar el alcohol. O
dejaron de ir a las reuniones y de asociarse con otros A.A. O se preocuparon
demasiado por sus negocios o asuntos sociales y olvidaron lo importante que para
ellos era conservar la sobriedad. O se dejaron fatigar y cayeron por haber
debilitado sus defensas mentales y emocionales.
En otras palabras, la mayoría de las "recaídas"
no son cosa que simplemente suceda.
¿Tiene A.A. un texto "básico"?
La Comunidad tiene cuatro libros básicos que son
generalmente aceptados como "textos". El primero es Alcohólicos Anónimos
también conocido como el "Libro Grande", que fue publicado originalmente en
1939, y luego revisado y editado en 1955 y en 1976.
Alcohólicos Anónimos relata las experiencias
personales de 42 bebedores problema quienes lograron una sobriedad estable por
primera vez a través de A.A. También relata los pasos y principios a los cuales,
según consideran los primeros miembros, debe dárseles crédito por su habilidad
para vencer el impulso de beber.
El segundo es Doce Pasos y Doce Tradiciones,
publicado en 1953. Es un análisis, hecho por el co-fundador, Bill W., de los
principios que hasta ahora han asegurado la continua supervivencia de individuos
y grupos dentro de A.A.
El tercer libro, Alcohólicos Anónimos Llega a Su
Mayoría de Edad, publicado en 1957, es una breve historia de los primeros dos
decenios de la Comunidad.
Otro libro, Como Lo Ve Bill (anteriormente
titulado El Sendero de la Vida), es una selección de las obras del co-fundador
Bill W.
Estos libros pueden obtenerse por intermedio de
un grupo local o pueden pedirse a la Oficina de Servicios Generales Box 459 Gran
Central Station, Nueva york, N.Y. 10163 U.S.A.
¿Qué es el "Programa de las Veinticuatro Horas"?
"El Programa de las Veinticuatro Horas" es una
frase que se usa para describir el enfoque básico de A.A. al problema de
permanecer sobrio. El A.A. nunca promete dejar el alcohol de por vida. Nunca
hace promesas de que "mañana" no se tomará un trago. Al acudir a A.A. en busca
de ayuda ya se ha dado cuenta de que, no importa lo sincero que haya sido en
prometerse a sí mismo abstenerse de ingerir alcohol "en el futuro", por una u
otra razón, se olvidó de sus promesas y se emborrachó. Su deseo incontrolable
por la bebida resultó más poderoso que sus buenas intenciones de no volver a
tocar el alcohol.
El A.A. reconoce que su principal problema es
mantenerse sobrio ¡ahora! Estas veinticuatro horas son el único período a que
puede comprometerse en cuanto a la bebida concierne. Ayer ya pasó. Mañana nunca
llega. "Pero hoy, - dice el A.A. -, hoy no probaré alcohol. Puede ser que mañana
siente la tentación de tomar, y tal vez tome. Pero mañana es cosa de la cual me
preocuparé cuando le llegue su turno. Mi problema importante es no beber alcohol
durante estas veinticuatro horas".
Junto con el programa de veinticuatro horas, A.A.
le da gran importancia a tres dichos que seguramente el recién llegado ha oído
muchas veces antes de unirse a A.A.: "Poco a poco se va lejos", "Vivir y dejar
vivir" y "Haz primero lo primero". Haciendo que estos refranes sean una base de
su actitud hacia los problemas de la vida cotidiana, el A.A. activo se ayuda
eficazmente en sus intentos de vivir bien sin el alcohol.
¿Qué es "La Vina"de A.A.?
Grapevine (en inglés) es una revista, en edición
de bolsillo, que se publica para miembros y amigos que buscan compartir más
ampliamente la experiencia de A.A. La única revista internacional de la sociedad
el Grapevine, la edita un cuerpo de redacción compuesto por miembros de A.A.
Esiste una versión en castellano, cuyo nombre es "La Viña".
¿Por qué el programa de A.A. no le da resultado
a ciertas personas?
La respuesta es que el programa de A.A. resulta
eficaz sólo para quienes admiten que son alcohólicos, que sinceramente desean
dejar el alcohol y que tienen siempre presente esa verdad como cosa
principalmente importante.
A.A.generalmente no surte efecto en el hombre o
la mujer que tiene dudas sobre si es o no víctima del alcoholismo, o que se
aferra a la ilusión de que podrá beber normalmente en el futuro.
La mayoría de los médicos dicen que ningún
alcohólico podrá jamás volver a beber normalmente. El alcohólico tiene que
admitir y aceptar este principio fundamental. A la par de esa admisión y
aceptación debe existir el sincero deseo de dejar la bebida.
Después de haber estado sobrios por algún tiempo
en A.A. algunos se olvidan de que son alcohólicos, a pesar de lo que el
diagnóstico implica. Su sobriedad les inspira un exceso de confianza en su
fuerza de voluntad y se ponen a experimentar de nuevo con el alcohol. El
resultado de esos experimentos para un alcohólico es totalmente el que podría
esperarse. El habito de beber se vuelve progresivamente peor.
PREGUNTAS DE UN PRINCIPIANTE
A.A. persigue un sólo objetivo primordial, a
pesar de que indirectamente puede ser responsable de otros beneficios. A
continuación se dan las preguntas que con frecuencia hacen los recién llegados a
la Comunidad.
¿Me ayudará A.A. economicamente?
Muchos alcohólicos, cuando ya se dirigen a A.A.
en busca de ayuda para su problema alcohólico, han tenido la oportunidad de
acumular considerables problemas económicos. No es extraño, por eso, que algunos
abriguen la esperanza de que A.A. pueda ayudarles en alguna forma a aliviar sus
compromisos de dinero más apremiantes.
Desde el principio de la experiencia de A.A.
como sociedad, se descubrió que el dinero, o la falta de él, no tenía nada que
ver con la capacidad de un recién llegado para adquirir la sobriedad y resolver
los numerosos problemas que se habían complicado aún más debido al excesivo uso
del alcohol.
A la inversa, la falta de dinero tampoco parecía
ser obstáculo para el alcohólico, sin que importase la magnitud de sus deudas,
siempre y cuando que honrada y sinceramente quisiese hacerles frente a las
realidades de la vida sin valerse del alcohol. Una vez que el gran problema del
alcohol quedaba descartado, los demás problemas, inclusive los relacionados con
asuntos de dinero, parecían resolverse solos. Algunos A.A., se habían
rehabilitado económicamente en forma sensacional y en tiempo relativamente breve.
Para otros, el camino ha sido largo y duro. La respuesta básica de esta pregunta
es que A.A. existe para un solo objetivo que en ninguna forma está relacionado
con la prosperidad material o con su ausencia. Nada prohibe que cualquier
miembro de un grupo le brinde comida a un recién llegado, le obsequié un traje o
le haga un préstamo. Eso es una cuestión que queda a al discreción del individuo.
No obstante, sería erróneo que algún alcohólico tuviese la idea de que A.A. es
una organización de caridad.
¿Me ayudará A.A. a enderezar mis asuntos de
familia?
El alcohol es un factor que frecuentemente
complica la vida en familia, empeorando los pequeños disgustos, sacando a
relucir los defectos de carácter y acarreando problemas de dinero. Cuando buscan
la ayuda de A.A., muchas personas se encuentran ya en medio de la peor confusión
en cuanto a su familia.
Algunos recién llegados, repentinamente
conscientes de su propia contribución al caos, se dedican con fervoroso
entusiasmo a corregir sus defectos y resumir su vida normal de familia. Otros,
con o sin razón para ello, continúan amargamente resentidos con los miembros de
sus familias.
Casi sin excepción, los recién llegados que se
aplican con sinceridad en el programa de A.A., logran enmendar la confusión que
reina en sus familias. Los lazos que unen al alcohólico honrado con su familia
parecen adquirir más consistencia que antes. En algunas ocasiones, naturalmente,
el daño ha sido irreparable y se necesita formular un enfoque completamente
nuevo de la vida familiar. Pero generalmente la historia tiene un desenlace
feliz.
La experiencia parece indicar que el alcohólico
que se dirige a A.A. sólo para estar bien con la familia, no porque sinceramente
desea dejar de beber, puede experimentar muchas dificultades antes de lograr la
sobriedad. Siempre debe venir primero el deseo sincero de dejar el alcohol. Una
vez lograda la sobriedad, el alcohólico encontrará que muchos de los problemas
que más le acosan en su vida cotidiana pueden ser enfocados de una manera
realista, y con probabilidad de ser resueltos.
¿Tiene A.A. hospitales o casas de reposo para
los alcohólicos?
No, "A.A. no tiene hospitales ni casas de reposo"
para los alcohólicos. Tradicionalmente nunca se brindan servicios ni facilidades
patrocinadas por A.A. Conservando la tradición de evitar prestar los servicios
que otros pueden dar, A.A. evita cualquier posible equivocación con respecto a
su objetivo primordial que es el de ayudar a los alcohólicos que acuden en busca
de una nueva vida sin el alcohol.
En algunas regiones, los comités de servicios
formados por miembros de A.A. han hecho arreglos con los hospitales locales para
que reciban alcohólicos a quienes ellos apadrinan como individuos y no como
representantes de la Sociedad como un todo.
En otras localidades, algunos A.A. o grupos de
A.A. han establecido casas de reposo que atienden primordialmente a los recién
llegados al programa de recuperación. Debido a su conocimiento especial de los
problemas que se les presentan a los alcohólicos, los dueños o dirigentes de
esas casas a menudo pueden ayudarles a los recién iniciados durante su primer
período decisivo de sobriedad. Pero dichas casas no tienen conexión con A.A.
fuera de que las administran en algunos casos personas que adquirieron su propia
sobriedad por medio de A.A. En su calidad de asociación, la sociedad de A.A.
nunca se afilia a empresa de negocios de ninguna clase.
¿Patrocina A.A. alguna actividad social para los
miembros?
La mayoría de los A.A. son personas sociales, lo
cual es un factor que puede haber sido en parte responsable de que se hayan
vuelto alcohólicos. Por esa razón, las reuniones de los grupos locales son
generalmente muy animadas.
A.A. como sociedad, nunca ha desarrollado
programas formales de actividades sociales, pues el único objetivo de la
asociación es ayudar a los alcohólicos a volverse sobrios. En algunas regiones
los miembros, enteramente bajo su propia responsabilidad individual, han abierto
salones de club y otras facilidades para los miembros del grupo local. Esos
clubes son totalmente independientes de A.A. y generalmente se tiene mucho
cuidado de evitar que se les identifique con la asociación.
Aun donde no hay un club, no es raro que los
grupos locales hagan arreglos para tener comidas de Año Nuevo, paseos, fiestas y
reuniones semejantes. En algunas de las grandes ciudades los A.A. se reúnen
regularmente para almorzar y tienen reuniones amistosas durante los fines de
semana.